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Hoy hablamos de dislexia.

Es muy común pensar que la dislexia se da cuando los niños confunden la derecha con la izquierda o dan la vuelta a las letras o son muy torpes leyendo y en esa definición popular hay parte de razón, pero no solo se trata de eso. La dislexia va más allá. Resumiendo, la definición que nos aporta el DSM-5, la dislexia es un trastorno específico del aprendizaje con dificultad para la lectura y se han de cumplir 4 criterios diagnósticos:

  1. Presentar al menos uno de los siguientes síntomas, que han persistido durante al menos 6 meses:
  • Lectura imprecisa o lenta pero además con esfuerzo. Es decir, parece que el niño en lugar de leer está descifrando un jeroglífico.
  • Dificultades para comprender el significado de lo que lee. Si lo piensas, es lógico, si tarda mucho en descifrar lo que pone en texto, no es esperable que se entere de lo que significa.
  •  Falta de precisión al escribir (disortografía). Aquí no solo se trata de cometer faltas de ortografía, sino que omiten, sustituyen o adicionan letras, por no hablar de que algunos niños también leen por adivinación, es decir, antes de acabar de leer la palabra ya la dicen y es por seguro que, en muchas ocasiones, fallan.
  • Dificultades para dominar el sentido numérico, el cálculo y el razonamiento matemático (discalculia). Aquí se trata de dificultades para adquirir habilidades matemáticas y no solo aquellas actividades que dependen de la resolución a través de la lectura sino también de esas habilidades que no requieren leer como es el cálculo o el razonamiento lógico.
  1. Las habilidades académicas estarán afectadas ya que se encontrarán significativamente por debajo de lo esperado para su edad cronológica y nivel educativo, por lo que todo esto interferirá en su rendimiento académico, laboral o vida cotidiana.
  2. Estas dificultades del aprendizaje, aparecen en edad escolar, pero pueden confundirse con otro tipo de trastorno (trastorno del desarrollo lector) y no se aprecia del todo hasta que las exigencias académicas superan la capacidad de compensación cognitiva del estudiante.
  3. Estas dificultades del aprendizaje no se pueden explicar por otras causas, es decir, el sujeto no presenta otras causas (discapacidad intelectual o inteligencia límite, déficits visuales o auditivos no corregidos, trastornos del neurodesarrollo, trastornos mentales o neurológicos, adversidad psicosocial, falta de dominio del lenguaje o falta de instrucción académica adecuada) que pueden hacer que sus dificultades en el aprendizaje estén afectando a la lectura.

Pero lo importante de todo lo anterior, es que la dificultad sea específica para los procesos lectores y sea persistente en el tiempo, es decir, que cuando los demás niños ya adquieren una lectura más fluida y con ello una correcta comprensión, en un disléxico, esto no se da y ahí comienzan las comparaciones con sus compañeros, hermanos… y también comienza un largo camino lleno de frustraciones y esfuerzos que no se ven recompensados y que finalmente derivan en una aversión para la lectura y la escritura.

Pero no todo está perdido cuando estamos ante dificultades en la lectoescritura pues, aunque es un trastorno permanente (para toda la vida), con una intervención precoz y una metodología de enseñanza apropiada se puede superar en gran medida. Así que recomiendo a todos los padres que tengan antecedentes familiares de personas con dislexia en su familia o simplemente tengas sospechas de que su hijo no aprende a leer como los demás niños de su clase, que se acerquen a los logopedas y pregunten, porque solo así, con una valoración de un logopeda especializado en dislexia y problemas lectoescritores como los que tenemos en LATYR podremos ayudar a los pequeños (y no tan pequeños) con esas dificultades y facilitarles la vida un poquito más.


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¿CÓMO QUITAMOS EL CHUPETE?

Esto es un nuevo cambio en la vida de nuestros peques y como todo cambio…lleva un proceso de adaptación.

Antes de empezar de lleno con el tema en cuestión, os daré unos consejos de cosas que NO recomiendo hacer.

¿Qué NO hacer para quitar el chupete?

No menosprecies nunca a tu hijo por necesitar su chupete. Imagínate un día sin tu agenda, sin tu coche, tu móvil etc.

No «insultes» a tu hijo diciéndole que es un bebé, que ya no es pequeño etc.

No le mientas. No le digas que mientras dormía ha venido el monstruo verde y se lo ha llevado. O la bruja, o el marciano o cualquier cosa que pueda darle miedo y le añada una dificultad para conciliar el sueño..

¿Por qué quitar el chupete?

  • Aumenta el riesgo de desarrollar alteraciones en el habla: Dificultad de pronunciación, retraso en el comienzo del habla, dificultad de expresión.
  • Afecta a la mordida. A nivel orofacial altera todos los parámetros que consideramos dentro de la normalidad alterando mordida y posición lingual (entre otros).
  • Incrementa las probabilidades de desarrollar otitis.
  • Fomenta la respiración bucal. La respiración bucal altera mecanismos naturales y correctos de respiración alterando también la musculatura orofacial.
  • A partir de los 15-18 meses se convierte en un objeto de apego y puede costar mucho más retirarlo

EL CHUPETE PARA DORMIR

Si le damos un uso para conciliar el sueño y luego se le cae o se le quita, podemos mantenerlo siempre y cuando no existan motivos sanitarios (odontopediatra, logopeda, pediatra, etc), que lo recomienden.

A veces cada vez que se les cae supone lágrimas, despertares y mucho tiempo para volver a conciliar el sueño. Llegado este momento la recomendación es que hay que retirarlo por completo.

¿CUÁNDO ES MEJOR QUITAR EL CHUPETE?

Como logopeda y experta en Atención Temprana, la recomendación es que máximo a los 2 años. De esta manera es menos probable que influya en la adquisición del lenguaje y presente problemas como hemos visto anteriormente. Cuanto antes, mejor. A partir de los 15-18 meses, tanto el chupete como el biberón se convierten en objeto de apego y nos va a costar mucho más retirarlos por completo

Es importante ponerse de acuerdo con los adultos y el entorno que conviva con el niño o la niña en todos los ámbitos (guardería, cuidadores habituales, ambos progenitores etc.).

En el momento que tomamos la decisión de retirarlo, debemos ser firmes en el proceso.

Si entre los 18-24 meses no lo hemos retirado, habría que plantearse la retirada definitiva.

¿CÓMO PODEMOS EMPEZAR?

Mi consejo es hacerlo respetuosamente, como lo haríamos con un destete.

Empezaremos por no ofrecer, pero tampoco negar.

Hay que intentar que no existan muchos chupetes repartidos por toda la casa y reducir el número a uno. Ese será el último y no lo tendremos a la vista.

Es recomendable empezar la retirada de día para poder pasar a hacerlo de noche, que suele ser cuando más lo necesitan.

Cuando pasen varios días sin el chupete en modo diurno, empezaremos con la noche.

Cuanto más entretenidos estén, menos lo van a necesitar. Si hay siestas durante el día y lo necesitan porque están acostumbrados a ello, vamos a intentar sustituirlo por otro objeto de apego como puede ser un dudú, una mantita o algún objeto (no peligroso), con el que se sientan relajados.

Intentaremos dar consuelo en ciertas situaciones como caídas, golpes, llantos etc. con mucho cariño y con nuestros brazos como consuelo y no con el chupete. Aunque parezca difícil, en esos momentos lo que quieren es calma y nosotros somos lo único que necesitan.

¿QUÉ HACEMOS CUANDO QUEREMOS QUITARLO POR LA NOCHE?

Existen cuentos para la retirada del chupete que nos pueden ayudar minutos antes de dormir.

Empezaremos retirándolo cada vez que se duerman como hemos visto en líneas superiores

No se da por retirado si no ha pasado al menos una semana sin pedirlo.

A veces parece que todo fluye durante unos días y de repente lo vuelven a pedir. Podemos hacer como que no sabemos dónde está, que no lo encontramos, entretener o calmar con otros medios como hemos visto antes: brazos, caricias, canciones susurros, juegos, mecerlos, etc.

Es importante mantener la calma, no ponernos nerviosos y ser firmes en nuestra decisión. Seguramente existan algunos días críticos y de falta de sueño o despertares continuos.

RECURSOS PARA RETIRADA DEFINITIVA:

Nos marcamos una fecha en el calendario y la compartimos con ellos. Cuando llegue ese día ya no habrá más chupete.

Podemos llevarlo al árbol de los chupetes.

(sitio inventado por nosotros donde el chupete se quedará y nos despediremos en familia de él.)

Podemos atarlo a un globo de Elio, despedirnos y hacerlo volar en una excursión o un sitio pactado para que ellos estén super emocionados.

Podemos ofrecérselo a los reyes magos.

Podemos poner la puerta del ratoncito Pérez en algún sitio de la casa (hoy en día venden algunas preciosas). Ellos visualizarán la puerta hasta el día marcado y sabrán que la meta va allegar. El ratoncito Pérez se lo llevará una noche y no volverá. Si dejamos una recompensa como hacemos con los dientes caídos todavía será más emocionante para ellos y les ayudará a comprender el proceso.

Podemos ofrecerlo a otros niños que lo necesiten más que nosotros porque ya vamos siendo super mayores y no lo necesitamos.

Podemos Hacer un agujero en la tierra para que mamá topo se lo lleve para sus bebés.

Podemos utilizar la imaginación de mil maneras diferentes y todas serán válidas si les hacemos participes del proceso y se ven implicados en este cambio de etapa tan importante para ellos.

¿QUÉ HACEMOS SI HEMOS INTENTADO TODO Y NADA FUNCIONA?

A mi me gusta que todo sea respetuoso y hacerles partícipes del proceso, mucha disciplina positiva y mucho cariño, pero a lo largo de mi trayectoria profesional acompañando a muchas familias, he visto muchos procesos diferentes. A veces las familias necesitan quitarlo de golpe y acabar rápido.

Si te encuentras en esta situación, sigue leyendo. Si no, deja el texto aquí y hazlo como hemos visto en líneas superiores.

Si sigues leyendo es que necesitas un aquí y ahora. Pues bien:

Elimina todos los chupetes de la casa y deja uno.

Con este que queda puedes hacer esto:

-Córtale la tetina. Nunca sabremos qué ha pasado ni porque se ha roto. Se habrá roto sin más porque ya no lo necesitamos…

-Cósele unos hilos. ¡Si! Cose unos hilos al chupete dejando el nudo dentro de la tetina. Cuanto mas gordos y largos mejor porque es una sensación muy desagradable en la boca. El chupete se habrá puesto malo, le habrán salido gusanos, estará enfermo etc. Si tenemos más chupetes… a todos lo mismo. Si tenemos que recurrir a comprar uno nuevo para que vean que todos se ponen enfermos… todos llevarán los hilos.

-Simplemente hazlos desaparecer!!! Ya nunca más habrá chupetes ni en casa, ni en la guarde, ni en casa de los abuelos ni tíos ni nada. Se han acabado para siempre.

¡¡¡Familias… MUCHA MUCHA SUERTE!!! TODO CAMBIO ASUSTA, PERO PENSAD QUE TODO CAMBIO DE ETAPA ES SUPERACIÓN Y CRECIMIENTO.


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¿QUÉ ES LOGOPEDIA?
¿Acaban de decirte que tu hijo necesita logopedia y no sabes exactamente de qué se trata? Puede que incluso a tu padre o algún adulto de la familia le hayan recomendado tratamiento logopédico y te encuentres con esta nueva situación y sin saber dónde acudir.

La logopedia es una disciplina profesional perteneciente a la rama sanitaria, que diagnostica, evalúa y rehabilita todas las patologías y trastornos que conciernen a los órganos de la audición y del lenguaje, así como al hemisferio izquierdo del cerebro.

Cuando la comunicación está afectada en cualquiera de sus ámbitos, debería ser tratada por logopedas (y otros profesionales cuando así se requiera). El abanico es muy amplio y la población a la que atienden es tanto infantil como adulta.

¿CÚAL ES SU AMBITO DE ACTUACIÓN?

Es común encontrarnos con que la población en general cree que el logopeda sólo trata los problemas del lenguaje en cuanto a pronunciación se refiere. Desde este espacio que estás leyendo te comunico que no es así. Retrasos de lenguaje si por supuesto, pero también tratamos Ictus, Afasias, Trastornos Específicos del Lenguaje (TEL), Autismo, Síndromes denominados “raros”, problemas audiológicos, problemas de dicción y articulación, Retrasos Madurativos, problemas en la deglución (disfagias) y un largo etc.

¿DÓNDE PUEDES ENCONTRARNOS?

A los logopedas puedes encontrarnos en el ámbito público y en el privado: hospitales, centros de día, gabinetes y clínicas, centros especializados y en colegios (públicos, privados y concertados).

Cómo toda profesión sanitaria, los logopedas ejercientes debemos estar colegiados.

Estamos seguros que para un problema dental no llamarías al carpintero o a un abogado y buscarías al profesional adecuado. Esperamos que si necesitas un logopeda tengas toda la información necesaria y sepas que en LATYR puedes encontrar dicha información y al logopeda que estás buscando.

En nuestro equipo tenemos amplía experiencia. Estaremos encantados de atender cualquier duda al respecto y por supuesto de dar terapia si tu caso lo requiere.


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Cuando acabé el bachillerato tenía nota para estudiar lo que quisiera. Siempre he sido buena estudiante. De letras. Puras. Tenía claro desde siempre que quería estudiar periodismo. En los últimos días de bachillerato, algunos, visitamos facultades de Valencia junto con nuestro tutor (que además era mi profesor de Lengua y Literatura). Que buen recuerdo guardo de la enseñanza de ese hombre.

Pues bien, esas visitas lo cambiaron todo. Recuerdo aquel:

“¿Sandra, quieres que visitemos la facultad de psicología? Allí se estudia Logopedia y creo que es una carrera hecha a tu medida. Son ciencias de la salud, no te asustes. Pero tu enseñarás a tus futuros pacientes todo lo referente al lenguaje y comunicación en todos sus ámbitos.”

Y hasta hoy. Hace ya más de 14 años. Me fascinó. Supe que aquel era mi sitio. Aparqué la idea del periodismo y me embarqué en los estudios que marcarían mi vida. Eso sí, puse dos opciones en la matricula y la segunda fue periodismo (por si me quedaba fuera de la logopedia).

Y así y tras trabajar en varios sitios, para la junta de Andalucía, para clínicas privadas, a domicilio, hospitales, dirigir clínicas y espacios que no eran míos y muchas muchas prácticas gratis, entre otras, he llegado a LATYR. Mi sitio, mi clínica, mi tercer hijo.

Jamás he dejado de estudiar. Siempre llevo algo entre manos, siempre hay una formación interesante o un máster más. Cuando venís a las entrevistas os digo que tengo más títulos que la duquesa de Alba. Y así es. Siempre digo “este es el último”.

Me apasiona mi trabajo, amo lo que hago. Disfruto dando pautas a las familias, acompañando y guiando. Las altas y los avances de los largos tratamientos de mis pacientes son la recompensa y la mayor satisfacción que una profesión te puede dar.

Y ojo, porque soy Logopeda. Sanitaria. Si. Sanitaria. Hoy en día decir que eres sanitaria con la que está cayendo… Piensan que eres enfermera o médico. Pero no. Soy LOGOPEDA.

Los logopedas no estamos nada (o casi nada) reconocidos en el sistema público. Mal pagados, mal mirados por los colegios donde prefieren otras profesiones etc. Pero sanitara. Los logopedas somos los grandes olvidados en muchos sitios. Somos “los de los pies”, “los de las erres”, “los que enseñamos a hablar a niños que no saben” y poco más. Pero para nada es así. Somos todo eso y mucho más que os explicaré en una siguiente entrada.


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Cuando la pandemia empezó, mucho se hablaba de las mascarillas y su efecto estético, las marcas de la cara, el grosor, la tela, las quirúrgicas con/sin filtro y un largo etc. Luego han evolucionado hasta en estilo. Todos los precios, todos los gustos.

Pero poco se habla de los efectos en la salud que están ocasionando. Y, sobre todo, poco se habla de los efectos que producen en los niños de 0 a 6 años. Si, hasta los 5-6 años no son obligadas, pero no hablo de los efectos por llevarlas puestas. Si no de los efectos como usuarios pasivos de las mascarillas.

Estamos viendo en terapia, cada vez más casos de familias que vienen preocupadas por el retraso del lenguaje de sus hijos.

Se trata de niños que están en edad de adquirir vocabulario y de articular correctamente siguiendo unos patrones de imitación orofacial. Con la mascarilla eso se pierde por completo. Pasan la mayor parte del día en escuelas infantiles y colegios, con su persona de referencia con la boca tapada. Esto está provocando que hablen más tarde, que tengas más problemas de articulación, más errores fonológicos y un vocabulario más pobre. Por no hablar de los efectos en los niños con pérdidas auditivas o necesidades educativas especiales que requieren más atención y más estimulación del lenguaje. En ocasiones no saben si se dirigen a ellos o de dónde les llega el sonido.

Podríamos hablar también de los efectos que produce ir todo el día respirando por la boca, pero lo voy a dejar para otra entrada en el blog porque este tema ya no sólo afecta a menores. Ahí entramos todos.

¿Quiere decir eso que no vayan a hablar correctamente nunca?
Rotundamente no. Quiere decir que lo están haciendo más tarde y peor. Quiere decir que los prerrequisitos del lenguaje llegan más tarde, el vocabulario es más pobre y los errores de articulación muy frecuentes. No podemos olvidarnos que esto puede provocar problemas con la lecto-escritura si no se corrige a tiempo (entre otras cosas).

También nos llegan familias de niños que acuden a escuelas infantiles en las que las/os profesoras/es se quitan la mascarilla por voluntad propia o porque la escuela les permite hacer lo que ellas/os consideren oportuno. (Esto no es lo habitual. Normalmente el miedo a contagiarse de COVID es mucho mayor que las necesidades de las/os niñas/os).

Hay familias que llegan indignadas porque están luchando para que en los ciclos de infantil se les obligue a las/os profesoras/es a quitarse la mascarilla por el bien del lenguaje de sus hijos, y nos piden informes que lo avalen.

De todo hay. De todo vemos. Pero lo único que podemos hacer es ayudaros a compensar como centros externos, lo que se está perdiendo en las aulas.

Como profesional de la logopedia hace más de 14 años, lo que tengo claro es que sí. Sí está perjudicando a la hora de adquirir lenguaje en todas sus formas. Un lenguaje correcto y a la edad que les corresponde. Con dos años deberían decir aprox. 50 palabras y este número cada vez es más bajo.

Es cierto que cada niño lleva un ritmo de adquisición del lenguaje, que hay niños que hablan más tarde y no tienen ningún problema y ese largo etc. que escuchamos tantísimo y tiene mucha letra pequeña. Pero existen unos varemos y unos números de referencia con los que los profesionales del lenguaje y la comunicación trabajamos y que ahora mismo están muy lejos de la realidad para muchos niños/as.

Aquí es donde la Atención Temprana tiene más cabida que nunca.

Hay que estimular, provocar y jugar con el lenguaje y la articulación todo lo que se pueda para intentar compensar todo el tiempo que pasan con personas que sólo se comunican a través de una boca tapada y una mirada que intenta dar toda la expresión que cabe en ese espacio que no tapa la mascarilla, pero que aún así son eso: bocas tapadas.

Hay que consultar con logopedas y expertos en Atención Temprana y comunicación cuando tengamos la más mínima duda de que algo no está marchando de todo bien en la comunicación de los más peques.
Para eso estamos y a eso nos debemos: a la comunicación en todos los ámbitos y a las familias. A acompañar, asesora y dar terapia.

Podría disertar sobre este tema durante horas, pero lo mejor es que hablemos en persona. Hasta entonces un mini consejo para profesoras y profesores: mascarillas transparentes. Las hay, hay quien las gasta y funcionan.


Centro Latyr Logopedia

Somos un centro dedicado a la logopedia, Atención Temprana y rehabilitación, que da respuesta a los trastornos y dificultades de la comunicación, lenguaje, aprendizaje y daño cerebral sobrevenido, que conciernen a la logopedia y la pedagogía terapéutica.

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